-¿Cuéntame ya estas allá?
-Anja ¿y tu vienes?
-Esta lloviendo
-No importa esto esta chulisimo
-Te llamo cuando llegue
-Cool
La fiesta encendida, los tragos en su buena al igual que el aguacero de afuera, ella llama que se encuentra en medio del diluvio y distingo el sonido del radio del taxi en el que se encuentra.
Salgo, a protegerla de alguna posible caída, porque sin sombrilla no la puedo proteger de mojarse, a ella no le importa, entramos nos escondimos entre el grupo, cherchamos todos, aprovecho y paso por el bar para buscar los dos tragos.
Caen los primeros sorbos de alcohol, nos lanzamos a la pista con un merenguito apretado, siento su pecho, el amigo amenaza con hacer presencia pero lo controlo, piruetas van y piruetas vienes, tres canciones corridas y luego a la mesa a seguir con los tragos.
Coqueteo, momentos Kodak, fotos del coro, típica noche de bar, la sacan a bailar me quedo hablando con los restantes del grupo, la busco para observarla, ella desde allá me sonríe y me mira fijo hasta que una vuelta hace que su mirada se pierda en la persona con quién baila.
La noche pasa y se acerca la hora de marchar, el exceso de tragos nos tiene en un coqueteo más fuerte y personal, salimos en espera de un taxi, la lluvia estalla sobre el pavimento, no podemos evitar que se nos empapen los ruedos del pantalón.
El taxi llega y en el diluvio llegamos empapados al vehículo, nos acurrucamos, mi mano en su cintura encuentra un hueco para adentrarse en su blusa, ella sin dudar mucho sabe donde frotar, le como la oreja, ella muerta de la risa, dentro del vehículo se escucha el diluvio de afuera, nos apretamos de a poquito buscando uno el calor de otro.
Nos paramos en su casa, la entrada esta un tanto distante, no nos hemos besado, ella se desmonta corriendo hacia la puerta, yo le hago una seña de espera la taxista y la persigo, el toldo no es lo suficientemente grande para cubrirnos a los dos de la lluvia y nos empapamos cada vez más.
Nos besamos, con deseo insaciable, carnal, la lluvia nos cae casi completamente, le aprieto las nalgas y los senos, mujer de tetas espectaculares (y yo que soy un hombre de culos) las siento en mi, nos besamos el cuello, la acaricio toda, la lluvia se encabrona más lo que hace el momento más encantador, hasta que sonidos dentro de la casa y la bocina del taxi nos separaron.
Antes de voltear ella abre su celular mientras su madre abre la puerta de la casa, yo camino hacia el vehículo bajo la lluvia con la silueta de la luz de la sala de estar de su casa cuando montándome el sonido de aviso de mensajes del celular suena desde mi bolsillo, al abrirlo me encuentro con un “que rico”.
Tranquilamente cierro el celular, muerto de frío dentro del taxi, empieza el trayecto a mi casa donde me espera una cama aún más fría en compañía de Manuela.
-Anja ¿y tu vienes?
-Esta lloviendo
-No importa esto esta chulisimo
-Te llamo cuando llegue
-Cool
La fiesta encendida, los tragos en su buena al igual que el aguacero de afuera, ella llama que se encuentra en medio del diluvio y distingo el sonido del radio del taxi en el que se encuentra.
Salgo, a protegerla de alguna posible caída, porque sin sombrilla no la puedo proteger de mojarse, a ella no le importa, entramos nos escondimos entre el grupo, cherchamos todos, aprovecho y paso por el bar para buscar los dos tragos.
Caen los primeros sorbos de alcohol, nos lanzamos a la pista con un merenguito apretado, siento su pecho, el amigo amenaza con hacer presencia pero lo controlo, piruetas van y piruetas vienes, tres canciones corridas y luego a la mesa a seguir con los tragos.
Coqueteo, momentos Kodak, fotos del coro, típica noche de bar, la sacan a bailar me quedo hablando con los restantes del grupo, la busco para observarla, ella desde allá me sonríe y me mira fijo hasta que una vuelta hace que su mirada se pierda en la persona con quién baila.
La noche pasa y se acerca la hora de marchar, el exceso de tragos nos tiene en un coqueteo más fuerte y personal, salimos en espera de un taxi, la lluvia estalla sobre el pavimento, no podemos evitar que se nos empapen los ruedos del pantalón.
El taxi llega y en el diluvio llegamos empapados al vehículo, nos acurrucamos, mi mano en su cintura encuentra un hueco para adentrarse en su blusa, ella sin dudar mucho sabe donde frotar, le como la oreja, ella muerta de la risa, dentro del vehículo se escucha el diluvio de afuera, nos apretamos de a poquito buscando uno el calor de otro.
Nos paramos en su casa, la entrada esta un tanto distante, no nos hemos besado, ella se desmonta corriendo hacia la puerta, yo le hago una seña de espera la taxista y la persigo, el toldo no es lo suficientemente grande para cubrirnos a los dos de la lluvia y nos empapamos cada vez más.
Nos besamos, con deseo insaciable, carnal, la lluvia nos cae casi completamente, le aprieto las nalgas y los senos, mujer de tetas espectaculares (y yo que soy un hombre de culos) las siento en mi, nos besamos el cuello, la acaricio toda, la lluvia se encabrona más lo que hace el momento más encantador, hasta que sonidos dentro de la casa y la bocina del taxi nos separaron.
Antes de voltear ella abre su celular mientras su madre abre la puerta de la casa, yo camino hacia el vehículo bajo la lluvia con la silueta de la luz de la sala de estar de su casa cuando montándome el sonido de aviso de mensajes del celular suena desde mi bolsillo, al abrirlo me encuentro con un “que rico”.
Tranquilamente cierro el celular, muerto de frío dentro del taxi, empieza el trayecto a mi casa donde me espera una cama aún más fría en compañía de Manuela.
Comentarios
besos mil desde mis luces...