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Mostrando las entradas de julio, 2011

Crimen pasional

El sol se nos venía encima cuando me aventuraba a tomar un carro público. La calle era un campo de batalla, el sábado por la mañana acababa de convertirse en un lunes por la tarde, todos te miraban mal y la temperatura desafiaba cualquier bañado. Dentro del representante del transporte público que me tocó, el chofer ya peleaba porque yo apenas era el segundo pasajero que ocupaba su “amplío” vehículo. Mi colega estaba sentado al frente, de franelita blanca y jeans roto, bromeaba con el chofer sobre la desdicha que le ha tocado vivir con dos malagredicas [sus palabras] a la que él mantiene “eso maldito celo me tiene jarto papa” le dice al chófer mientras yo solo sonrío [por vergüenza, no dándole la razón] – “verdad que sí montro” se voltea extendiendome la mano, yo por cordial le respondí el saludo. Luego de varios intentos por recoger uno que otro pasajero, el chófer, visiblemente molesto por el parloteo de su copiloto, se prepara a recoger a dos chicas que desde la distanci

Una imagen vale mil palabras: Brief Encounter

¿Qué pasa si la despedida de un gran amor es solo una mano sobre tu hombre? ¿Podrías sobrevivir el tiempo necesario para olvidarlo? Laura Jesson siente dolor, agonía, desesperación. Esa mano en su hombre puede significar su vida, su ser más querido, lo mejor que le ha ocurrido en su vida y sin embargo es solo esa mano sobre su hombro la que le dice: “te amo”, “te extraño”, “nunca te olvidaré”.

Todos duermen

Todos duermen menos mi espalda eterna herencia de mi viejo queja cascarrabia desde mi infancia Todos duermen menos mis rodillas cambiadas desde chico para doblarme la edad y la estatura Todos duermen menos las cámaras, las luces y la acción las únicas que gritan en la solitaria madrugada de hoy días de lluvia de siempre calderas insoportables Todos duermen menos la canción la que me hace recordar la que nunca deja de sonar Todos duermen hasta el sol ese que se oculta por momentos ese que quema nuestra piel Todos duermen desde aquí el abanico que se va con la electricidad la comodidad que deja de existir la soledad que nunca se va Todos duermen desde la tranquilidad de la ocuridad desde el vacio de una botella desde la vida que tanto tropieza Todos duermen... menos yo.

Oda a la nostalgia

El sentimiento de desear haber vivido en otros tiempos o incluso desear que el pasado propio vuelva de alguna forma mágica de la noche a la mañana no es algo nuevo, el hecho de tener que lidiar con el presente día a día hace que nos aburramos de él con facilidad y lo comparemos con las cosas que ya no existen, mitificando de alguna forma ese tiempo ya vivido o en la mayoría de los casos, el que no tuvimos la oportunidad de vivir. En compañia siempre de una copa de Pernod o cualquier vino francés a su alcance económico, Ernest Hemingway también cargaba con un Moleskine [una mascotita en donde llevaba cada uno de sus pensamientos y vivencias, una especie de diario] y algo con escribir mientras en las calles de París, en la década de 1920, compartía la expatriación de colegas estadounidenses en busca de inspiración e ideas frescas. Todo aquél que se haya interesado un poco por la literatura y el deseo de escribir, París justo en esa década debe ser el espacio del tiempo soñado par