Si bien no había entendido la mística mano de mi madre en mi corta existencia, ahora entiendo más que nunca quién es esa majestuosa persona.
Mis batallas con la “doña” siempre han sido sobre el hecho de que no hacemos las cosas iguales, y ella, madre al fin, está convencida de que su manera es la correcta y la única. Hoy me doy cuenta.
Debido a que tuve que trabajar el día de las madres, no pude compartir con la doña ese día, pero ella, siendo ella, se fue a bonchar por su lado, yo llegue a casa a mediado de la tarde, y como no había comido, la cocina, su cocina, se convertiría en mi víctima.
Debido a que tuve que trabajar el día de las madres, no pude compartir con la doña ese día, pero ella, siendo ella, se fue a bonchar por su lado, yo llegue a casa a mediado de la tarde, y como no había comido, la cocina, su cocina, se convertiría en mi víctima.
La freída de alimento en la estufa fue un desastre, pero yo estaba despreocupado, considerando que la señora andaba contenta, no estaba dispuesto a hacerla pasar un mal rato e inmediatamente reposara, me pondría el pañuelo en la cabeza, un poco de Blanca Iris Villafañe, Ana Gabriel y Mariasela Hernández y a dejar la cocina tal como la encontré.
Después de darme si susodicha jartura dominical, mire un rato el techo, cerré los ojos, los abrí, me sacudí y me puse en mentalidad de pelear, y a brillar la cocina se ha dicho.
Luego del fregado, y de cuchucientas mil limpiezas sobre la estufa, meseta y el suelo (por si acaso) me lanzó con el traguito (que no podía faltar) a descansar un poco, pero el dolor en mi estómago no me dejaba tranquilo, algo no andaba bien, en mi parecer, la cocina no estaba lo bastante limpia.
Cinco pasadas, sin mentir, cinco pasadas, como ella siempre me ha dicho, como siempre la he visto, agotada, peleando con el mundo, así mismo limpié de nuevo la cocina, o eso creía. Tarde de la noche, llegó la ciudadana, más contenta que lo usual, y así mismo el saludo nocturno que me dio fue: “Tu estabas inventando en la cocina ¿verdad?”.
Al otro día, como si la pelelengua del día anterior no hubiese pasado, me lanzó la misma pasada mientras trataba de ver Tom y Jerry.
- Mami pero si me dijiste eso mismo ayer.
- ¿Ayer? Hoy es que yo toy viendo la vaina, no me invente con la cocina pa dejarme reguero.
- ¿Reguero, qué reguero?
- El desorden que dejaste hay afuera.
- Pero hay es que se ponen los trastes.
- Por eso es que no me gusta que tu te ponga inventar en la casa. ¿Qué fue lo que te pusiste hacer?
- Mami, ta demasiado temprano, déjame irme tranquilo pal trabajo.
- ¿Ayer? Hoy es que yo toy viendo la vaina, no me invente con la cocina pa dejarme reguero.
- ¿Reguero, qué reguero?
- El desorden que dejaste hay afuera.
- Pero hay es que se ponen los trastes.
- Por eso es que no me gusta que tu te ponga inventar en la casa. ¿Qué fue lo que te pusiste hacer?
- Mami, ta demasiado temprano, déjame irme tranquilo pal trabajo.
Mientras analizaba que posiblemente encontró la jefa en la cocina, considerando que yo la revisé y limpie varias veces, me tope hoy con el verdadero hecho de ver, realmente ver, la cocina después que mami la limpió y la diferencia es increíble, simplemente increíble. Todavía no lo entiendo, pero el resultado de ella es mágico comparado con el mío o el de cualquiera de los hombres de esta casa.
Un beso mami, y un lo siento, no lo vuelvo hacer.
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