«Te dejo con tu vida, tu trabajo, tu gente, con tus puestas de sol y tus amaneceres. Sembrando tu confianza, te dejo junto al mundo, derrotando imposibles, segura sin seguro (...) Pero tampoco creas a pie juntillas todo. No creas, nunca creas,
este falso abandono. Estaré donde menos lo esperes. Por ejemplo, en un árbol añoso de oscuros cabeceos. Estaré en un lejano
horizonte sin horas, en la huella del tacto, en tu sombra y mi sombra (...)».
Después de una larga batalla con la enfermedad, Benedetti se despide de nosotros y nos deja envuelto con todas sus letras que tanto utilizamos como armas en cuestiones del amor, cuestiones de nostalgia y en todas las noches bohemias.
Ese rostro de una angustia larga y de una felicidad escondida, ese de caricatura real, de intelecto sin igual, deja un legado muy difícil de igualar. A Benedetti le debo mucho, mis arranques poéticos de vez en cuando, el compartir mi deseo cuando me enamoro, cuando me ataca el desamor, en fin, Benedetti estuvo y estará en cada fracción de nuestro ser.
A usted maestro, no le digo adiós, sino: hasta luego.
rostro que pasabas
qué más quieres
te miro
después me olvidaré
después y sólo
solo y después
seguro que me olvido."
http://www.elmundo.es/especiales/2009/05/cultura/benedetti/album/index.html
http://www.elpais.com/articulo/cultura/poeta/compromiso/elpepucul/20090517elpepucul_6/Tes
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