Si bien pareciera que fuera hablar de la obra principal de Tolkien en realidad me refiero aquel agraciado al que le pude poner las manos encima en la pasada Feria del Libro.
La verdad es que este año la situación era más tétrica y precaria que todas, de todas las formas que lo quieras poner, y por esto creo que partí con tal vez uno de los mejores libros (tomando la escala libro/precio que uno siempre busca en la Feria) que se podían encontrar: El ejercicio del criterio de Mario Benedetti.
Este año mi búsqueda era sencilla, con la cantidad de libros sin leer en casa solo me limite a pensar en las nuevas producciones de dos de mis escritores favoritos: Saramago y Benedetti. El de Saramago (El viaje del elefante) no estaba a precio de feria, por lo tanto terminé pidiéndolo por internet y el último de Benedetti (Testigo de uno mismo) no apareció, pero si me encontré con el recuento crítico del escritorio uruguayo a un encantador precio de RD$200.00.
Y es que la feria, cada año que pasa se va perdiendo, por ejemplo, en este año con un país tan cultural y literato como Brasil, no se podía encontrar nada del país suramericano (el exceso libro del tal Paolo Coehlo no cuentan ese reguero siempre está en todos los lados) y siendo homenajeado Juan Bosch daba vergüenza encontrar libros del escritor dominicano a precio abismales, recuerdo sostener un libro de cuentos de Bosch hermoso en mis manos pero al voltear casi lo dejo caer en el suelo de lo caro que andaba.
Yo recuerdo en 2005, la feria celebraba a Italia y a Aida Cartagena Portalatín. Lo del país invitado fue un fiasco, lo mismo de siempre, pero en cualquier caseta se podría encontrar un poemario de Portalatín en solo 100 pesos, que valían más que lo que valen ahora.
Ahora yo siempre disfruto y disfrutare de la Feria del Libro, lo poco que siga teniendo yo lo buscó y lo exprimo. Definitivamente el Pabellón Juvenil se la lució, un despliegue de poesía joven muy bueno, conversaciones de cine interesante, fue un lugar al que nunca pude dejar de ir durante los días que visite la Feria.
Empero, el broche de oro fue ver “La vida es otra cosa” una adaptación al teatro de Carlota Carretero de la novela homónima de Jeannette Miller. La obra, muy buena, hizo lo posible por hacerle juego al libro y la verdad es que, como obra de teatro, cumplió con el cometido de llevar el mensaje y entregar un producto de calidad.
En cada una de las ferias a las que he asistido e salido con una gran cantidad de libros, que todavía aparecen algunos que lloran por ser leídos, pero no me siento para nada mal con salir con este solo, está sola joya del trabajo de uno de los grandes escritores que en estos momentos se encuentra peleando con su vida. Fuerza Benedetti, aquí andamos contigo, y la feria vamos a ponernos en esto que se están cayendo, de todas formas yo estoy ahí todos los años.
La verdad es que este año la situación era más tétrica y precaria que todas, de todas las formas que lo quieras poner, y por esto creo que partí con tal vez uno de los mejores libros (tomando la escala libro/precio que uno siempre busca en la Feria) que se podían encontrar: El ejercicio del criterio de Mario Benedetti.
Este año mi búsqueda era sencilla, con la cantidad de libros sin leer en casa solo me limite a pensar en las nuevas producciones de dos de mis escritores favoritos: Saramago y Benedetti. El de Saramago (El viaje del elefante) no estaba a precio de feria, por lo tanto terminé pidiéndolo por internet y el último de Benedetti (Testigo de uno mismo) no apareció, pero si me encontré con el recuento crítico del escritorio uruguayo a un encantador precio de RD$200.00.
Y es que la feria, cada año que pasa se va perdiendo, por ejemplo, en este año con un país tan cultural y literato como Brasil, no se podía encontrar nada del país suramericano (el exceso libro del tal Paolo Coehlo no cuentan ese reguero siempre está en todos los lados) y siendo homenajeado Juan Bosch daba vergüenza encontrar libros del escritor dominicano a precio abismales, recuerdo sostener un libro de cuentos de Bosch hermoso en mis manos pero al voltear casi lo dejo caer en el suelo de lo caro que andaba.
Yo recuerdo en 2005, la feria celebraba a Italia y a Aida Cartagena Portalatín. Lo del país invitado fue un fiasco, lo mismo de siempre, pero en cualquier caseta se podría encontrar un poemario de Portalatín en solo 100 pesos, que valían más que lo que valen ahora.
Ahora yo siempre disfruto y disfrutare de la Feria del Libro, lo poco que siga teniendo yo lo buscó y lo exprimo. Definitivamente el Pabellón Juvenil se la lució, un despliegue de poesía joven muy bueno, conversaciones de cine interesante, fue un lugar al que nunca pude dejar de ir durante los días que visite la Feria.
Empero, el broche de oro fue ver “La vida es otra cosa” una adaptación al teatro de Carlota Carretero de la novela homónima de Jeannette Miller. La obra, muy buena, hizo lo posible por hacerle juego al libro y la verdad es que, como obra de teatro, cumplió con el cometido de llevar el mensaje y entregar un producto de calidad.
En cada una de las ferias a las que he asistido e salido con una gran cantidad de libros, que todavía aparecen algunos que lloran por ser leídos, pero no me siento para nada mal con salir con este solo, está sola joya del trabajo de uno de los grandes escritores que en estos momentos se encuentra peleando con su vida. Fuerza Benedetti, aquí andamos contigo, y la feria vamos a ponernos en esto que se están cayendo, de todas formas yo estoy ahí todos los años.
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