(...) Recién me doy cuenta que a pesar de llevar el nombre de “Orlando” y contar con una etiqueta en este blog por el nombre de “Microscopio” no he cumplido mi promesa de difundir artículos y pensamientos de Orlando Martínez, por lo menos no de la forma que quisiera.
Así que hoy aprovecho uno de mis repasos diarios por la recopilación de la columna Microscopio de Orlando y les transcribo la siguiente porción del artículo “Más allá de la sangre, el sudor y las lágrimas” publicado el 23 de agosto de 1974.
Estas son las últimas líneas de ese artículo, esos cierres que siempre caracterizaban la fuerza de la palabra de esta gran persona. (...)
La corrupción aquí
A los sectores corrompidos de este país, a los que mantienen junto a ciertos extranjeros la miseria de la mayoría, hay que ofrecerles algo parecido.
Sudor, porque es justo que se ganen el dinero con el cual van a satisfacer sus necesidades.
Lágrimas, porque la situación de hoy no puede seguirse manteniendo y es muy posible que la pérdida de los privilegios conduzca al llanto.
¿Sangre?
Bueno, eso depende.
Yo no tiraría la primera piedra. Pero tampoco me olvido que un médico para estirpar un tumor necesita utilizar el bisturí.
Ahora bien, si los problemas se pueden resolver de otra forma, entonces mucho mejor.
Los que ya no aguantan más sangre, sudor y lágrimas son los de abajo y quienes luchan por ellos.
Sangre hemos tenido para rato.
Las lágrimas han sido su resultado.
Lo del sudor es relativo.
Los que realmente sudan ganándose el pan necesitan mejores condiciones de trabajo, más seguridad.
Pero hay centenares de miles que necesitan, que quieren sudar.
Son los desempleados.
Los marginados de las ciudades. Los campesinos sin tierra de los campos.
A ésos hay que buscarles con urgencia una vía rápida y segura para que suden copiosamente.
El asunto está claro, es bien sencillo: necesitamos una nueva sociedad que esté más allá de la actual distribución de la sangre, el sudor y las lágrimas.
Así que hoy aprovecho uno de mis repasos diarios por la recopilación de la columna Microscopio de Orlando y les transcribo la siguiente porción del artículo “Más allá de la sangre, el sudor y las lágrimas” publicado el 23 de agosto de 1974.
Estas son las últimas líneas de ese artículo, esos cierres que siempre caracterizaban la fuerza de la palabra de esta gran persona. (...)
La corrupción aquí
A los sectores corrompidos de este país, a los que mantienen junto a ciertos extranjeros la miseria de la mayoría, hay que ofrecerles algo parecido.
Sudor, porque es justo que se ganen el dinero con el cual van a satisfacer sus necesidades.
Lágrimas, porque la situación de hoy no puede seguirse manteniendo y es muy posible que la pérdida de los privilegios conduzca al llanto.
¿Sangre?
Bueno, eso depende.
Yo no tiraría la primera piedra. Pero tampoco me olvido que un médico para estirpar un tumor necesita utilizar el bisturí.
Ahora bien, si los problemas se pueden resolver de otra forma, entonces mucho mejor.
Los que ya no aguantan más sangre, sudor y lágrimas son los de abajo y quienes luchan por ellos.
Sangre hemos tenido para rato.
Las lágrimas han sido su resultado.
Lo del sudor es relativo.
Los que realmente sudan ganándose el pan necesitan mejores condiciones de trabajo, más seguridad.
Pero hay centenares de miles que necesitan, que quieren sudar.
Son los desempleados.
Los marginados de las ciudades. Los campesinos sin tierra de los campos.
A ésos hay que buscarles con urgencia una vía rápida y segura para que suden copiosamente.
El asunto está claro, es bien sencillo: necesitamos una nueva sociedad que esté más allá de la actual distribución de la sangre, el sudor y las lágrimas.
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