“El cantante español desafío el público que más odia [ese tipo de público de Las Vegas, todos sentaditos y seriecitos] y superando un “piquecito” se gozó su cuarto paso por Dominicana”
Cuatro años pasaron desde que el luto fuera aliviado en el Teatro Nacional, y ahora Sabina decidió emborracharnos con una mezcla extraña, una de esas extrañas que solo se ocurren a flacos viejitos como él, de Vinagres y Rosas.
Atrás quedó un Teatro Nacional llenó de formalidad, la visita ahora era en un sitio más amplio que prometía más libertad, más espacio y tal vez (porque se quedó en el tal vez) un público que se entregara más a un artista [que como a todos] le gustan que lo veneren desde el sitial de la audiencia, pero a excepción de pocos (tomando en cuenta la cantidad que se dio cita al Palacio de los Deportes) el público fue bastante conservador.
Con una la actitud “chaplinesca” desde su bombín hasta las plantas de los pies, Sabina llegó al Palacio de los Deportes cantando “Tiramisú de Limón” después de que una “figura mexicana” calentará al público, ya sofocado de un calor insoportable, sin uno saber quién era.
Pocas canciones pasaron para que uno leyera la actitud de la audiencia y pocas pasaron para que esto, el calor, los flashes y las interrupciones mientras trataba de recitar encabronaran a un Sabina que declaró que “por situaciones como esta es que uno decide dejar los escenarios” y dejo a un Pancho Varona, qué para este concierto vino bastante formal [un tipo de broma hacia los dominicanos “arregladitos” que vio en el Teatro Nacional mientras usaba una camiseta sin mangas y un pantalos 3/4], que cantara mientras iba a descansar un poco el “pique” que acaba de pasar.
Al poco rato, luego de que Pancho cantará y tratara de sacarle más vida y animo a la audiencia dominicana con su “VAMOS SANTO DOMINGO”, Sabina regresó más serio de la cuenta, explico un poco más su cabreamiento y canto unas cuantas canciones visiblemete sin mucho ánimo (hasta el punto que dije que me sorprendería si terminaría el concierto) pero de a poco se fue calmando y volvió a ser ese Sabina de siempre, ese que parece un niño juguetón [ala Chaplin o los tres chiflados] a pesar de su edad y el hecho de que ya no le permitan ser mujeriego.Atrás quedó un Teatro Nacional llenó de formalidad, la visita ahora era en un sitio más amplio que prometía más libertad, más espacio y tal vez (porque se quedó en el tal vez) un público que se entregara más a un artista [que como a todos] le gustan que lo veneren desde el sitial de la audiencia, pero a excepción de pocos (tomando en cuenta la cantidad que se dio cita al Palacio de los Deportes) el público fue bastante conservador.
Con una la actitud “chaplinesca” desde su bombín hasta las plantas de los pies, Sabina llegó al Palacio de los Deportes cantando “Tiramisú de Limón” después de que una “figura mexicana” calentará al público, ya sofocado de un calor insoportable, sin uno saber quién era.
Pocas canciones pasaron para que uno leyera la actitud de la audiencia y pocas pasaron para que esto, el calor, los flashes y las interrupciones mientras trataba de recitar encabronaran a un Sabina que declaró que “por situaciones como esta es que uno decide dejar los escenarios” y dejo a un Pancho Varona, qué para este concierto vino bastante formal [un tipo de broma hacia los dominicanos “arregladitos” que vio en el Teatro Nacional mientras usaba una camiseta sin mangas y un pantalos 3/4], que cantara mientras iba a descansar un poco el “pique” que acaba de pasar.
Las canciones siguieron, Sabina nos traía locos a unos pocos (por mi área) y luego de cada canción yo aprovechaba para insultar a mi compañera audiencia que había decidido pagar una fortuna para ir a un sitio supero incomodo y encima quedarse como robots estancados a sus sillas y a su aburrimiento. Pero todo era olvidado cuando Sabina y compañía saltaban a mi rescate. El sabía que estábamos allí, yo confío en eso, que entre los pocos de pie en el medio, los del lado izquierdo del escenario y lo de los palcos había suficiente energía para que el siguiera levantando su pie derecho para pisar fuerte una y otra vez en un escenario que de nuevo le quedó pequeño.
Y sonaron esas grandes: “Y sin embargo” (copia de su concierto “Nos sobran los motivos”), “Por el boulevard de los sueños rotos”, “Peor para el sol”, “Peor para el sol” y con un público estático y como si fuera una broma hacia él mismo (lo digo por su pique anterior) cerró con “Pastillas para no soñar”.
En fin, de 4-2 en conciertos de Sabina me da pena decir que todavía queremos aparentar ser demasiados serios y conservadores y ahora con la cultura de los BB´s debió ser bastante chocante para un artista de tantos años ver personas con sus cabezas enterradas en un celular mientras él se entregaba. ¿A cuantos artista le ha pasado esto [mundialmente] con está revolución de comunicación móvil?
En fin, yo estaba supuesto a ir al concierto fue una sorpresa de último minuto ¿y que sorpresa? De “Alivio de Luto” (aunque solo cantara “Pájaros de Portugal en esa ocasión”) a “Vinagres y Rosas” (cantó 4 o 5 de esta producción) no creas que me creo eso de la retirada; ese gusto de subirte al escenario, no importa las veces que te cabronees [porque te de la gana] solo te lo quita la muerte, y muchos años que te faltan.
Te faltaron “Zúmo de Neón” (aunque sin Viceversa), “Ruido” y por supuesto “Hey Sabina!”.
Más sobre Sabina:
Belleza e inteligencia, dos facultades increíbles en una mujer.
Glenys Gonzalez: “Vinagre y Rosas y un Sabina enojado”.
De guerra, compañera de guerras de palabras. Una de las personas más hermosas que caminan en este infierno, en todos los sentidos. [Para el próximo, se que contigo armo una revolución]
Roira Sánchez: “Como una rosa con espinas Sabina brilló”.
Una pequeña de batalla, con rizos (ay con rizos). Directa y super buena onda, pocas como ella.
Los "tigueres":
Pachico Tejada: “El vinagre de Sabina”
Uno de los hombres chiquitos más grandes que he conocido. Conocedor de todo, guerrero silente, maestro siempre. Amigo irremplazable.
Pedro Genaro: Testimonio fotográfico de un adiós
Inspiración eterna, así como capta con su lente capta con sus palabras. Una increíble persona y culpable de la foto principal que adorna este post. Gracias maestro.
Damian Dominguez/Dado Damiand
Crazy person, de la mano con este bohemio. Compañero de tragos y disertaciones, uno de los que se quedan por siempre. Culpable de la visual de un Sabina encabronao con el público.
Comentarios