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Mostrando las entradas de noviembre, 2008

Las dos caras de una visita al cine

Historias de dos películas que presencie en la sala de cine de Acrópolis. De la primera salí encantado, de la segunda no tanto. The Lord of the Ring: The Return of the King (2003) !Qué bien! Pensé que pude haberlo gritado en élfico sin conocerlo, solo he leído un poco de la obra espero devorarla toda dentro de poco, ya era hora de ver la última entrega de Peter Jackson y arrasadora en los Oscar “The Return of the King” y como nadie me hizo el coro, la premier me la tiro yo solo. Dentro ya de la sala oscura, un poco más clara antes de la presentación, mascotita en mano y un ice tea al lado disfruto de los trailers y me siento agobiado por las eternas publicidades, cuando una chiquilla muy bonita se sienta a mi lado. Andaba con dos amigas más, yo saludo cordialmente y respondo a la inútil pregunta de ¿ya comenzó? Mientras pasaban el anuncio de Verizon. ¡plop! Después de los primeros 15 minutos de la película se acerca a mi oído sutilmente y me pregunta ¿qué tu eres? (al ver que yo escr

Los minutos que se nos pasan

Detenerse y mirar no es algo muy dominicano o muy de una persona local, el turista se detiene y mira porque ha eso es que va o viene, pero el local se le pasa la vida y no se detiene, eso nos pasa a nosotros a cada rato. En estas constantes etapas de desgracias, que le puede costar a uno detenerse a deleitarse con un atardecer en el malecón y gastar las plantas de los pies una noche en la Zona Colonial. Así se respira un aire nuevo y diferente, te da tiempo para reflexionar, para inspirarte, para hacer un post, escribir un poema, empezar un libro, enamorar una muchacha, compartir un beso, en fin, solo les digo hagan como vengo haciendo yo desde hace mucho rato, como hacen los fotógrafos y como yo, los aspirante a, en serio, vale la pena, deténganse un ratito y miren, quien sabe lo que puedan encontrar.

Continuar dejando

“La brevedad es una desgraciada cuando visitas lo desconocido” En estas últimas semanas he sido asiduo a visitar diferentes pueblos de nuestra hermosa isla, y de conocer brevemente personas muy simpáticas y uno que otro localcito de ocio siempre, de vuelta a la capital, se queda el deseo de haberme quedado un momento de más. El momento más terrible de un viaje es cuando te toca volver, y más si el viaje ha sido breve porque uno siente que se va cuando a penas le está cojiendo el piso al lugar. A pesar de que estos viajes han sido netamente de trabajo, y que uno se pasa unas cuatro horas trancado en un salón cubriendo una asamblea, son esas dos o tres horitas que uno utiliza para disfrutar de lugares como Mao, Puerto Plata, Nagua, San Francisco, Esperanza, etc. Me parece que la nostalgia que siento cuando regreso a la principal ciudad de los apagones es expresada por la foto que decora este post tomada desde un respiro en la parada Turey en la Cumbre.