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Mostrando las entradas de septiembre, 2009

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Cuando abrí la puerta del edificio, lo primero que te golpea en la cara es el permanente “sol de las 12” que tenemos en el país; ese foco sádico que lo que quiere es consumir cada onza de agua que uno lleva dentro. Entonce, ahí es que uno comienza analizar el trayecto a recorrer y su destino. Después de la merecida gallera que “el rubio” me otorgo, subí de nuevo para cambiarme la vestimenta que llevaba puesta: unos jeans y un tshirt negro; por una más suave: unos cargos cortos y un tshirt gris. Como nada se le puede ocultar al discípulo de Apolo, el azote fue aún más fuerte cuando volví a pisar la calle. Hace pocos meses que me mudé, del 7 ½ al 11 ½ de la Sánchez; en primera instancia el cambio no parecía tan grande, pero cuando tuve que recorrer la carretera Sánchez (o avenida Independencia) completa el golpe de realidad fue más duró de la cuenta y la verdad es que es bastante duro para un peatón tener que transitar obligatoriamente una de las calles que más odia, porque créanme la he

Día Microscópico #1

Con el sol y el silencio ahogante del cuarto se que han pasado dos cosas, una: que obviamente ha amanecido y dos: que la electricidad (como todas las mañanas) ha decidido brillar con su ausencia por un par de horas. Lo bueno de vivir en un país cavernícola en cuanto a electricidad se trata es que los momentos de ausencia eléctrica se pueden usar para repasar el reguero de libros que adornan mi piso y todos los rincones que mami insulta cada vez que le toca limpiar mi cuarto. En pleno verano el calor zofoca a uno desde que uno deja de sentir la brisita del abanico (o aire acondicionado, dependiendo de su “preferencia”) y no es aconsejable consumir nada caliente, pero es imposible decir que no a un café con leche mañanero acompañado de las anécdotas de Hemingway en “A Moveable Feast” mientras me conformo con oir un poco de bachata desde el ipod de la doña pues no le gusta que le cambien la música. Cada vez que me entrego a los pasajes de juventud del escritor norteamericano llego a la do