El primer día (jueves) no había que andar mucho, todos los caminos dirigían a la oscura sala de un cine, algo de picar y el camino de panes dejado para regresar a casa, y así llegó el viernes, el Viernes Santo.
El Santísimo llegó con la primera remodelación del cuarto, para inmediatamente regresarlo a como estaba, con una tarde de frías y Poker y una noche prisionero en el acostumbrado calabozo de mi hogar dulce hogar. Los corresponsales (los pocos que andaban las calles de la antes conocida ciudad Trujillo) me contaban del manto negro que cubría los lugares de ocio de las calles capitalinas.
El sábado llega con nuevas esperanza, a lo mejor los lugares cerraron sus puertas por costumbres del Viernes Santo y este sábado volvería a la normalidad.
El cuarto cambia su manto de nuevo, para rebelarse y volver al que tenía (es tan terco como yo), luego de la comida no había forma de encontrar mejor postre que una hermosa silueta que tenía mucho que no veía.
Luego de dos películas y conversaciones de todo, cayó la noche y era hora de rodar. Con taco en mano, la noche inspiraba frías y varias horas de billar, pero no fue así, desde la bolívar, Plaza Central y la Bolera caminamos para encontrarnos con la dura realidad de que nadie quería permitirnos la entrada. Entonces llegamos a un colmado donde el volumen de la música marcaba cero dejándonos con la única opción de despedir la noche entre “frías” no muy animadas y la dieta nocturna de nuestro hermoso país.
Domingo, de no ser por este día creo que el fin de semana hubiera pasado desperdiciado. Comenzó en la iglesia (si yo, fui a la iglesia) en el bautizo del reciente ahijado de mi hermano, que nos llevó a una pequeña celebración con BBQ, piscina y tragos que hicieron del domingo el clásico día de agua, romo y “mangeo”.
Los intentos fallidos del Viernes Santo y luego del sábado nos hicieron recapacitar sobre un proyecto que ayudaría a todo aquel que decidiera pasar las vacaciones de Semana Santa en la capital, PSSC (Proyecto Semana Santa Capital ) 2008 que contará con bebida, música, arena y agua en un sitio muy cercano a usted. ¡Apóyennos!
(Foto: La clásica 3era planta de Plaza Central)
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