Hoy, mañana y siempre, debe ser colocada esta genio en un pedestal.
Esta guerrera de mil batallas que nos convierte en frutos del futuro, que da su sangre sin pensarlo, que ama incondicionalmente, a ella se le debe todo, mucho más que la vida.
A todas ellas, que sus lágrimas derramadas sean sustituida por una eterna felicidad (que se la merecen) a ellas el clamor de que las queremos, amamos, y daríamos todos por ellas.
A las mejores personas del mundo, a ustedes mujeres incomparables, a ustedes el día, la semana, el mes el año porque son ustedes, seres increíbles, Madres (la mayúscula es obligatoria en este caso).
Un beso enorme.
Esta guerrera de mil batallas que nos convierte en frutos del futuro, que da su sangre sin pensarlo, que ama incondicionalmente, a ella se le debe todo, mucho más que la vida.
A todas ellas, que sus lágrimas derramadas sean sustituida por una eterna felicidad (que se la merecen) a ellas el clamor de que las queremos, amamos, y daríamos todos por ellas.
A las mejores personas del mundo, a ustedes mujeres incomparables, a ustedes el día, la semana, el mes el año porque son ustedes, seres increíbles, Madres (la mayúscula es obligatoria en este caso).
Un beso enorme.
(Foto: Irene Ortiz y Ernesto Santos, madre y hermano de este crítico bohemio)
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