
Como si todos los momentos que pasaban fueran narrados de forma dramática, a lo Stranger than fiction, y me comenzó a flotar en la cabeza ideas de lo que pasaría si tuviera una voz sobre mí que narraba cada trazo de mi vida.
Primero: ¿Quién sería? ¿Quisiera yo ser parte de una historia alegórica de Saramgo? ¿Del mundo mágico de la señora Rowling? ¿o del “realismo” de Gabo?
¿Qué pasaría si quien estuviera en mi frente pudiera escuchar a mi narrador y yo no?
(…) Las manos le sudan a pesar de lo fría de la noche cristalina, sus ojos se posan en ella como quien observa una obra de arte y los pensamientos de cómo lograr besarla no dejan de dar vueltas en su cabeza (…)
¿Qué consecuencias traería? ¿Acaso lograría que se evadiera el momento de inconformidad y se llegará temprano al triunfo o vencería la complejidad y caería en el fracaso?
(…) Entonces se marchó ella como quien amenaza con no volver nunca más y él, murió en una angustiosa soledad con el sabor amargo de no verla nunca más (…)
¿Sería capaz de vivir una tragedia bajo mi conocimiento? ¿Me enamoraría de mi narrador de ser mujer? ¿La buscaría?
La verdad es que este sentimiento me inquieta, como viviría una vida sabiendo que está siendo escrita.
¿Sería capaz de corregir el autor? – Óyeme te volaste la tilde, ¿Hasta cuando debo esperar para besarla? Decídete de una vez!!!
¿Y si lo conociera y tuviera la oportunidad de hablar con él?
(…) Con la mirada fruncida lleno de ira suelta un grito al aire y…. (…) ¿a ti que te pasa? ¿Me ves molesto? o ¿es que quieres ponerme molesto?
Y finalmente…
Si yo escribiría la historia de alguien, que caminará y respirará este mismo aire de vida, ¿Qué haría en ese caso? ¿Haría lo que me pareciera? O simplemente le haría escuchar todo lo que siento.
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