Gustavo Adolfo Bécquer
En un ambiente de personas que me conocen, a lo mejor le pareciera extraño que me atreva hablar de un cambio, y más aún que lo concretice. Yo soy la persona menos indicada para sobrellevar un cambio, en realidad no los acepto muy bien y no he tenido muy buenas experiencias con ellos.
Sin embargo, este pequeña remodelación (impulsada por un buen amigo) puede que refresque este pequeño espacio y a este crítico bohemio que en algunos momentos logra ponerse mucho más viejo de lo que es.
El cambio, por otra parte, casi nunca ha sido mi aliado, me atrevería a decir que nunca lo ha sido, se pueden contar muchos casos en los cuales este me ha brindado una bofetada más que una mano amiga, pero como siempre se dice que de lo malo viene lo bueno, ha quedado la experiencia, y créanme que han sido muchas.
Se podrían enumerar muchos casos, mi primer cambio (digo primero porque de este estaba consciente) de colegio, cuando pasé del difunto Instituto Yody a la Academia Militar del Caribe (para cursar 4to y 5to de primaria) una experiencia no muy placentera para mí, mi hermano y mis padres.
La formación hizo todo menos educarnos adecuadamente, al momento de que casi nos descarrila (puedo estar loco pero no descarrilado ok!) y me apartó de personas que conocía y quería muchísimo para mi corta edad que luego volvería a ver cuando para 6to de primaria regresaría al Yody en lo que sería uno de los pocos cambios buenos de mi vida.
Luego vendría uno catastrófico, la del primar amor (ese si duele), con la cual todavía no firmó los papeles del divorcio, quién luego de que cumpliéramos ocho meses de amores se retirará a vivir a los Estados Unidos (yo tenía 13, ella 15) para que en año nuevo de 2003-2004 protagonizáramos un reencuentro encantador y nostálgico. Creo que hubiera preferido que termináramos odiándonos a que sucediera este “cambio”.
El “amigo” cambio, fue el culpable de que terminará mi vida escolar en otro recinto, en el que no debí haber terminado, aunque conocí buenas personas en mi último año de escuela fue sumamente difícil no poder estar con mis compañeros de recreo aquellos los de Excex.
Todos estos hasta el de mi última relación significativa han sido unos “HP” que han sido culpables de muchas noches al borde de la locura, lágrimas, “piques” exagerados, etc.
Espero que el ingenio de alguien a quien me atrevo a llamar mi mejor amigo, logré un cambio capaz de acerme aceptar los que me puedan acechar al doblar la esquina, mientras tanto va bien y me siento encantado con su trabajo, muchas gracias papolo.

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