
Quiero coquitos, dulcitos, vinos malos (buenos), ponches, romo, en pocas palabras alcohol y chucherias.
Quiero, tirando al cliché, la familia junta el 24 o el 31 como ocurría antes de la pubertad.
Quiero que mi decisión fuera entre ir a Cuesta centro del juguete a pisar la pantalla que estaba en el suelo o ir a La Novia de Villa a ver la gran variedad de G I Joes.
Quiero felaciones candentes y polvos en baños públicos.
Quiero andar de caminata tarde (temprano) de la madrugada sin pensar en el mañana.
Quiero sexo en la oficina con alguna de mis compañeras sin pensar en las cámaras o en lo que dirán los demás.
Quiero mis amigos de antes y las fiestas hasta el mediodía del cole.
Quiero no sentir preocupación por le futuro inmediato.
Quiero la vida de mis padres como ellos la quisieran y no con el duro golpe de la realidad.
Quiero ver ciertas personas vivas.
Quiero……
Quiero bailar pegadito un set entero de Ramón Orlando.
Quiero pegar mi frente a la tuya, rozar las narices y abstenernos de un beso hasta el momento indicado.
Quiero el charamico en mi cuarto.
Quiero un cariño nuevo.
Quiero felicitar a mi hermano en persona el día de nuestro cumple aunque no siempre nos soportemos.
Quiero dejar de pasar un invierno, que parece eterno, en mi cama.
Quiero, en realidad muchas cosas, pero me conformó con el poco tiempo, intercalado, en que consigo la felicidad.
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