
La calidez de esas palabras lo llenan a uno de alegría y paz y más cuando son amigos o familiares que se encuentran muy lejos que solo cuentan con esta vía para expresar sus sentimientos.
Vale decir también que como andan las cosas, ya poco a poco uno debe conformarse con esto, no podemos esperar recibir regalos todo el tiempo, la cosa no esta para eso, y estos mensajitos superan cualquier regalo físico, porque las palabras tienen una fuerza única y más cuando están cargadas de sentimientos o acompañados de una imagen cómica como la que adorna este post.
Pero me parece que todo esto se olvida cuando el contenido del “mensaje navideño” dicta de la siguiente manera:
“Estas líneas tienen el propósito de expresarle sinceros deseos de salud, paz y prosperidad en el 2008 y siempre junto a los suyos. Sin embargo, debo llamar la atención sobre reiteradas violaciones a la hora de ingresos a labores, así como ausencias injustificadas en que incurren no pocos de nuestros empleados y funcionarios. Es obvio que las personas aludidas entenderán que el suscrito no permitirá que esa situación anómala perdure más allá de tiempo en que se puedan leer estas líneas. Por esta misma vía estoy participando de la situación a la Directora General de Recursos Humanos, para los fines que- ojala no sea necesario- tengan que asumirse. El ********** es una institución que ha obtenido sus reconocidos éxitos sobre la base del trabajo entusiasta y la disciplina conciente. Aprovecho la oportunidad para reiterarles deseos de unas felices fiestas y venturoso año nuevo.”
Este fue el mensaje navideño que yo y mis compañeros de trabajo recibimos de nuestro adorado jefe un 24 de diciembre del presente año.
Comentarios