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"Sobrevivir millones de resaca" más la de Fito

La transición de un día lluvioso, a soleado, al comienzo de la noche inició con unas cuantas cervezas en el Dume. La lluvia había evitado una salida a un "café" deseado y luego de que se cancelará y apaciguara la tormenta no me quedo más que conformarme con las frescolas antes mencionadas.

El consumo del adorado néctar de cebada fue como un aviso a la sequía que sufriría posteriormente en una noche inolvidable.

Ante de que cayera el último trago de Presidente, la noticia de que el punto de encuentro había variado me dio esa pizca de paranoia que suelo sufrir y el hecho de ver a Fito Paez con totales desconocidos se hizo presente.

Para mi sorpresa el área del Salón La Fiesta del Jaragua no estaba para nada complicada, la entrada fue sin ningún problema, sin fila alguna, y con una grata sorpresa de conversar con un conocido que tenía mucho que no veía.

Al ubicarme en un lugar del que eventualmente me movería, los sentimientos de soledad volvieron a mí, los anuncios repetitivos de los patrocinantes en los altoparlantes y pantallas del Salón ya me enfermaban, pero por suerte, con la llegada de compañía evite volverme loco.

Nos movimos a terreno alto para evitar la inundación de público que nos nublara la vista y desgustamos en nuestras cabezas los "especiales" de los tragos a vender para el evento.

Y allí, a lo oscuro, en un escenario prácticamente vacío salió Janio Lora con sus acompañantes para ponerle unas pilitas al público asistente.

Lora no defraudo, hizo su trabajo, animo y fue aplaudido. Y así como vino se marchó, dejando un escenario casi desierto, solo con la compañía de un piano que sería luego el causante de erizamientos constantes de piel.

En pocos minutos, para sorpresa de nosotros, salió Fito, sin muchos preámbulos, camino como cualquiera por el escenario a saludar a un público que lo recibió de pie (de que otra forma podríamos haberlo hecho) y sentado sobre su piano con unas cuantas tonadas remato con "11 y 6" causante de una llamada telefónica breve para darle envidia a una persona muy querida.

Llenándonos de éxitos desde el principio, el Páez nos tenía inclinados en nuestras sillas, a punto de volcarnos al abismo paro un momento, conversó un rato en su argentino poco entendible para un dominicano, de lo cual solo entendí "si me esperan un poco le canto a capella", y así, se levanto de su fiel piano, único acompañante hasta el momento, y sin micrófono ni nada el público se enmudeció embelezado al oír al Fito entonar "Vengo a ofrecer mi corazón" y fue exactamente lo que hizo.

Para nada el exponente del rock argentino se descuido con su público que andaba ya a sus pies, y al igual como lo hiciera Sabina en el Teatro Nacional, fue un concierto de éxitos brindando a penas una canción de su último disco "Rodolfo", la agraciada "El cuarto de al lado" que fue acompañado por las letras que lo acompañaban en una proyección al fondo del escenario que le sirvió al público para cantarla a coro junto al artista.

Páez no seguiría solo por mucho tiempo. En un momento donde ya estábamos todos entregados al artista, una amiga entregada a las letras, otra embelezada con el piano, salió a acompañarlo Coti Bernardi (desconocido para mí en el momento pero luego caí gracias a las aclaraciones de una amiga) que con guitarra en mano dio un deleite en sus intervenciones con Páez.

Cansado de estar sentado, Fito se armo de guitarra para acompañar a Coti de pie y rockear un poco más, ondeando ese pajón tradicional de un lado a otro, intranquilo de pie, intranquilo en el piano, pero genial en la entrega.

Cayeron "Circo Beat" y muchas más, para luego sentarse, solo una vez más pero acompañado por todos nosotros, entonó su gusto por estar al lado del camino.

(…) Pavel en un encuentro en Casa de Teatro bromeo con la canción antes de cantarla diciendo que tal vez su autor no se la sabía de memoria, pero el recital brindado por el Fito con "Al lado del camino" le mostró lo contrario (…)

Y pianando (si me permiten el término nuevo) un poquito más se despedía del público y en reverencia se marchó para dejando aplaudiendo de más. Nos hizo sufrir, probó nuestra perseverancia y se tardó en regresar un poco más de lo normal diría yo pero se sentó junto a su "fiel amigo" para rematar la noche.

En un collage de éxito sonó "Dar es dar", en ese preciso momento, mi amiga encontraba insólito que ella se fuera sin oír "Mariposa technicolor", yo le dije que no se iba ir sin oírla que el estaba dando cabida para cantarla, ella lo dudaba y yo le respondía que si que venía ella me pregunto que ¿porque? Y le dije que era lo lógico - ¿cómo que lo lógico? – me dijo – y yo le respondí – Es lógico en ese orden es que las tengo en mi "itunes" y entre una mirada incierta y una transición de esas con las que nos acostumbró durante la noche Fito comenzó: "Todas las mañanas que viví…"

Y así, con el último "y hoy solo te vuelvo a ver…" Fito se marchó y nosotros quedamos como siempre nos quedamos luego de un concierto en esta nueva era de la República Dominicana, totalmente excitados y sin poder ir a ningún lugar a darnos un merecido trago "legalmente" o sea que después de tantas emociones a recogerse así no más.

La noche continúo temblando con Fito, con lo que dejo, con lo que sigue y con lo que se espera.

Comentarios

Unknown dijo…
Para no dañar, la emoción del concierto, cualquiera que haya tenido el placer de oir a Fito en estos ultimos 5 años, puede y debe saber que terminará su acto con el mismo popurrí que comienza con "y yo estoy acercándome hacia vos...bajo la luna..." y termina con "todas las mañanas que viví"... ilusa yo que esperé la canción "enloquecer"
Ángel Antonio dijo…
Por lo descrito se puede decir que fue Un Conciertazo!!!

Excelente narración.

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