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Noches en vela (II)

Aprieta morena que llegue! – gritaba el moreno a todo pulmón mientras tocaba la puerta de su casa – dale rápido que quiero baño, esto tá que prende.

La morena, asueñada todavía abre la puerta e intenta besar al moreno.

- Moreno ¿y que bajo es que tu trae?
- Me fui a trabajar en la noche pa la pecadería del Cojo y mira lo que me dio – el moreno le enseña una funda llena de mariscos.
- Coño moreno, tu crees que con esto resolvemos.
- Morena, esa vaina hace magia, eso cosa de rico, ahí hay Lambí, Camarones, Pulpo y hasta dique Caviar, tu sabe que el cojo priva en come mierda ahora.
- Si pero moreno vete a quita to ese bajo en lo que yo resuelvo esto en la cocina.

Antes de meterse en el baño, el moreno le roba un minuto a la morena para apartar par de vino tinto en la bodega fiao.

La morena sale a la calle para comprar lo necesario para la cena con moreno, anda contenta y brillosa por la calle del pueblo.

- Coño morena, ayer parece que dio lo tuyo – le pregunta una vecina.
- No ombe muchacha, pero hoy van a tene que llamar los bomberos – responde la morena a mucho orgullo.
- Morena!!! recuerda que todavía andamos por aquí cualquier vaina – le dice uno de lo tiguere que pasa briciao en un motor.
- Mire coño!! eto es de un solo negro azaroso! – grita la morena sin sentido.

Por su parte, el moreno se va a jugar dominó con lo tiguere mientras va hablando solo:

- No me falle hoy, que la morena y yo tamo en neceidad, ponte pa tu vaina que ya ta bueno.
- Moreno, te tiene loco la situación que ta hablando solo, ven a rajarte aquí que te vuá partí en eta mano de dominó. – le grita uno de sus amigos.
- Mire coño, ete el día mío, e má vamonos con los chelitos que pedí una vaina fía donde Joselo pero lo vuá pagar atento a ti. – responde con autoridad.
- Valor moreno, tu sabe que tu tiene un fukú, no forcé pa depue yo tene la culpa.
- Arrimese mi hermano, que la capicua van a caer a dos manos.

La morena llega temprano a la casa para hacer su mariscada y ponerse linda, hace par de días que no ve al negro desde que salió con el cojo porque le ofreció pagarle en dólares y el moreno ni titubeo.

- Viste coño! que te dije que lo tuyo iba! – grita el moreno en señal de victoria – ahora dame lo pesito eso que lo necesito, que el maldito cojo no me ha pagao.

El moreno fue donde Joselo en la bodega, le pidió las dos botellas de vino tinto y le dijo que le limpiera la cuenta:

- Oh moreno ¿y así es que tu estas? El cojo te ta tratando bien – dijo Joselo.
- Qué va, no lo ví ayer y no me ha pagao, esto cuarto se lo tumbe en dominó al sucio de Danilo que quería móntame cotorra.
- Toma moreno, y dale suave pa´la próxima que tu sabe que la morena no ta por aguantar mucha vaina, y más después de aquel problemita.
- Hey compadre, no se pase pa no tene problema aquí.
- Suave moreno, e diciendo na má, es má llevale esse dulcito a la morena también pal potre.
- Me lo vua llevar, pero el potre eta noche soy yo – ambos ríen mientras el moreno sale de la bodega.

En la casa, el sazón de la mariscada llena desde la galería hasta el patio de atrás y los vecinos hace rato que están velando y pidiendo que le saquen lo suyo para mañana.

- Mejor será que cierren la ventana esta noche – grita feliz la morena.

Después de la cena y botella y media de vino, al moreno le dio con baila bachata porque a él le dijeron que movía bien la situación para luego abalanzársele a la morena.

Por la segunda mañana, el moreno sin escrúpulos le metió la mano a la morena por el pantalón y la oyó gemir un chin. La morena comenzó a besar a su moreno hay mismo, a ritmo de bachata y en medio de la salita. – Vamos hacerlo aquí mismo – se le oyó decir suspirando – toy en eso morena – respondió el morena.

Después de un rato el moreno comenzó a cansarse de besar a su morena y le jalo los cabellos para morderle el cuello.

- Sigue ahí moreno – suspiraba la morena.

Al escuchar esto, el moreno se quilló y le rompió la blusa para agarrarle las tetas pero la morena explotó.

- Coño moreno! Así no que esta vaina es nueva – gritó molesta la morena
- Es que este maricón no quiere pararse y ya yo he hecho de todo – explicó el moreno.
- Y por eso tu tiene que romperme mi vaina, no joda tú, veteme de ahí que yo resuelvo eta vaina sola – le dijo la morena mientras estrellaba la puerta del cuarto.

El moreno, nueva vez derrotado, emprendió su camino al río con lo último que quedaba del vino para ahogar sus penas y al fin decidirse por consumir aquellas pastillas de potencia sexual que tanto había tratado de evitar.

Comentarios

Maya Oviedo dijo…
MUY BUENO! ... Voy a poner "Casamiento de Negros" en el iTunes. Parmiso. :)

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