
José Saramago
Hace mucho que un 6 de noviembre relevante sucedió y pocas personas le importan recordar que ese día existió, a nosotros nos basta con saber que gracias a ese día no tendremos que trabajar un día de semana y quién nos puede culpar.
El 1844 no está lejos nada más por la el siglo y medio que nos divide, la distancia es mucho más larga, es de leguas de años luz que ni en el Enterprise o en el universo de Star Wars sería posible encontrar una apertura en el espacio que pudiera llevarnos hasta Palo Hincado.
Ahora mismo, este en vez de ser un día de fiesta debiera ser uno de luto; en estos momentos no me avergüenzo que hace apenas unos cuantos días no sabía que se celebraba este Día de la Constitución ¿y porqué habría de saberlo? Si desde hace años “ese pedazo de papel” como exclamó el infame Balaguer ha sido no más que papel de baño para los gobiernos que nos representan y este año ha sido el colmo.
¿Cómo es posible celebrar algo que ocurrió hace bastantes años cuando quienes nos representan escupen en esos recuerdos? Mi bandera se siente avergonzada y no verá la luz en un día en donde nuestro mandatario (que todavía cree que esto es un circo) seguro se llenará de toda la mierda que ronda en la calles y apestará a todo el mundo con su “brillantez” y “elocuencia”.
¿Qué podrá decir el maravilloso Faraonel en un momento en donde sus representantes se limpian el culo con el “pedazo de papel” que debe ser honrado en este día? ¿Saldrán a celebrar los dueños de playas, los analfabetas religiosos, los huele cemento?
¿Cómo sale mi bandera a hondear, a celebrar un día que nuestro país ha decidido empañar? ¿De que forma se crece con un pensamiento crítico cuando “Moral y Civica” es una materia para llenar y sacar más dinero y cuando la iglesia católica es una obligación? Claro, sigamos llenando nuestro país (que no es un pueblo coño es un país) de “campunos” conservadores que no saben que estamos en el Siglo XXI.
Uno no sabe ya donde encontrarse, si en la vergüenza, en el odio o en el lugar de simplemente hacerse el loco; un país donde las promesas vuelan como papelitos, donde la luz eléctrica para el que la paga es un relajo y donde ahora se ven la cara de cientos de “casi delincuentes declarados” con una “angurría” increíble esperando ahora esos seis años.
“¡Quisqueyanos valientes alcemos….!” Anja si, me avisan cuando los grupitos revolucionarios dejen de hablar pendejadas, que solo parecen lo mismo o peor que los partidos tirandose trapitos unos con otros.
¡Qué viva su constitución! Que salgan los ensacados a celebrar un año de éxitos, de Asambleas vacías porque uno anda en NY, el otro traficando y el otro metiéndoselo a la hija de una familia que fácilmente podría poner un postíbulo.
A final de cuenta, los malos no son ellos somos nosotros; ese no es el gobierno que hemos elegido (aunque la mayoría si lo hizo), ese es el gobierno que nos merecemos.
¡Qué viva la República Dominicana! Si alguien le queda pulmón que me acompañe a lo que normalmente se grita después.
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