
Desde hace algunos 20 años, los medios de comunicación se han concentrado más por lo que hoy llamamos un circo mediático, ese periodismo amarrillista en donde la explotación de un suceso o una persona de forma denigrante o morbosa es más noticia que cualquier suceso con mayor relevancia.
No me refiero a que exactamente hace 20 años comenzó todo esto, desde 1887 existe el periodismo amarrillista gracias a la batalla periodistica entre William Randolph Hearst y Joseph Pullitzer en donde para vender copias Hearts recurrió a los chismes e incluso a la elaboración ficticia de noticias para lograr titulares más chocante que los que salían en el periódico New York World dirigido por Pullitzer. Fuera de esa batalla mediática, la fuerza del periodismo amarrillista volvió con mucha fueza no hace más de dos décadas.
En un artículo publicado por Roger Ebert que habla sobre la muerte de la crítica de la película en los periódicos narra de como viendo el documental “Toots” tuvo que repetir la escena en donde Marylin Monroe y Joe DiMaggio salen de un bar le piden el vehículo al de valet parking, lo esperan, Joe le abre la puerta a Marylin, le da la propina a quién busco el carro, se monta y se va. Para él fue sorpredente esta escena porque en estos tiempos, dos personalidades públicas de ese tipo no podrían hacer eso sin que le llovieran los “nuevos medios de comunicación” y un flujo inmenso de personas. A esto Ebert lo definió como “el culto a la celebridad”.
Y hasta ese asqueante punto ha llegado el periodismo amarillista, los periódicos hoy día están repletas de informaciones banales que distraen al lector y solo sirven de entretención del momento porque al día siguiente ya deja de existir; y eso, en esta era digital donde el bombardeo de información es excesivo es super peligroso.
Tomemos el escandalo más reciente por un representante del congreso estadounidense, el democrata Anthony Weiner que por tener “sexo” vía mensajería celular y enviar una foto [incluyendo subirla en su cuenta de Twitter] de su pene erecto; decidió desistir, por la presión inculcada del circo mediático, de su posición en el congreso cuando todavía se encuentran personas que han quebrantado la ley.
Esto es claramente de lo que hablo, como un tema tan banal y sin importancia se convierte en la noticia más importante del momento, un inconveniente que antes era un problema entre “marío y mujer” ahora es de dominio y juicio de todo el mundo.
La presentadora de televisión Rachel Maddow dijo: que era un error fatal de los democratas hacer que su representante renunciara por la cantidad de representantes que son delincuentes declarados y todavía están en el congreso. Luego hizo referencia al horrible trabajo por los medios en la rueda de prensa de su renuncia y como, al final de la misma, entrevistaron a una persona que se pasó el evento gritandole obscenidades a Wiener todo el tiempo con el simple próposito de alargar más el morbo de los televidentes.
Ahora, no es que nuestro país sea exento de esto, el tema más vivo que tenemos nosotros los dominicanos es el caso de la ya megadiva [más que cualquiera] Sobeida Felix.
Cuando Sobeida fue apresada en Puerto Rico y extraditada de vuelta a nuestro país [República Dominicana] el circo mediático se hizo sentir de inmediato. Primero fue un tipo de “reality show” en donde se grabó el trayecto completo, bajo la lluvia, de la jeepeta que la transportaba. Segundo fue la cobertura asqueante que los medios de comunicación le dieron a esto, en donde la portada de un periódico estaba forrada de fotos de Sobeida en donde escribía de lo bien que se veía, de lo que llevaba puesto, del salón y de sus bolsos de marca; Diario Libre incluso público una crónica [muy bien escrita debo decir] de cómo su fotográfo consiguió “la primera foto” de Sobeida Felix en el momento de su llegada.
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