“Amo la vida de una forma tan feroz, tan desesperadamente, que nada bueno puede salir de eso”
Pier Paolo Pasolini
“Esta es la historia de una madre insaciable que criando su hijo cometía un error
No oyó consejos, siguió sus sentimientos y aunque vendió su cuerpo por su hijo luchó”
Aventura
De todas las cosas que definen la carrera y la persona de Pasolini me atrevo a solo mencionar algunas que resaltan en mi cabeza, por los filmes de su autoría que he visto y por lo que he leído sobre uno de los más importantes realizadores del cine italiano de la historia. Para comenzar, se animó a dirigir para mantener control total de sus historias y prefería trabajar con no-actores/actrices, precisamente para continuar manteniendo ese control. “Mamma Roma”, siendo su segunda película, representó una contradicción grandísima de su anhelado control siendo protagonizada por la veterana actriz Anna Magnani.
La curiosidad de Pasolini lo llevó a tener una vida en constante conflictos con ideales que chocaban dentro de su persona. Ideales políticos, religiosos, sexuales y filosóficos. Esa curiosidad por la razón de la vida, y la subsecuente contradicción de tantear tantos “ismos” es tal vez lo que mejor define la interpretación de Magnani en “Mamma Roma”, una actuación sobresaliente, rodeada de la organicidad que le brindaban las no-actuaciones a Pasolini.
Esa misma actuación también pasó a ser algo muy “meta”. Mamma Roma, el personaje, era alguien que sobresalía en una época muy hipócrita y conservadora (como si eso ha dejado de existir) y la interpretación de una actriz como Magnani era la única capaz de proyectar eso. Mamma Roma no dejaba de ser la viva representación de la contradicción que siempre rodeó la vida de Pasolini. Roma venía de la sociedad más marginada y oprimida, y su deseo de parecer, rodearse y estar cerca de la burguesía era cada vez más palpable y su meta final. Ella y como vestía a su hijo adolescente, Ettore, buscaban representar más burguesía que la sociedad de la que “eran parte”. Una característica social que se mantiene vigente hoy en día.
Eso logró el neorrealismo italiano, retratar una realidad que ha sido una de las principales características del mundo desde siempre: la opresión de las clases; y Pasolini fue, tal vez, el que más honesto representó a la clase marginada, “Mamma Roma” pudiese ser una de las películas de esa nueva ola italiana que tiene un acercamiento tenebroso a lo que se nos avecina en un futuro tal vez no tan lejano.
Mamma Roma se muda con su hijo Ettore, luego de que su proxeneta se haya casado, a un barrio “decente” en busca de una vida de pequeña burguesía. Su habitación mira hacia un cementerio en las afueras de Roma. Todo ciudadano debe vivir con el recuerdo que ha dejado la guerra. Las muertes y la miseria y tal vez, que pudiese ser el caso de todo el mundo, el pretender en la pequeña burguesía como un intento de escapar la cercanía a la muerte que se tiene, siendo una de las poblaciones más vulnerables por cuestiones de violencia. También, Mamma Roma busca alejarse de su vida de prostituta porque entiende que es la mejor forma de poder criar a su hijo.
Pasolini nunca tuvo miedo de retratar de manera certera, lo más que podía, la realidad de los más marginados. Y dentro de ello, en el caso de Mamma Roma, incluso una realidad eterna de las mujeres. Mamma Roma se prostituye con el fin de eventualmente tener una vida mejor para ella y para su hijo; su hijo se enamora de una chica que de alguna forma hace lo mismo pero con malas intenciones, en un mundo donde el mal ya no proviene de una fuerza extranjera sino de los mismo comunitarios dentro, estas mujeres son satanizadas, especialmente Mamma Roma que ni siquiera su ya delincuente hijo puede asumir que su madre fuese prostituta.
El simbolismo del filme, como en toda la carrera de Pasolini, es palpable desde el guion hasta la puesta en escena. Pasolini quería que todas sus películas fuesen una especie de poema, rompiendo cada vez las reglas narrativas que existían en el momento, incluso las que identificaban el neorrealismo italiano del cual era parte.
Junto a Tonino Delli Colli como su fotógrafo, uno de sus más cercanos colaboradores y un cinematógrafo histórico (además de trabajar también con Federico Fellini colaboró con Sergio Leone en “The Good, The Bad and the Ugly”, “Once upon a time in the West” y “Once upon a time in America”), utilizan los primeros planos para romper las escenas grupales y presentar que los intérpretes hablen directamente a la cámara en vez de entre ellos para más impacto. Esto y los paseos en las noches de Mamma Roma cuando se ve obligada a seguir prostituyéndose no solo rompen el flujo de la misma película sino también con un estilo de puesta de escena establecida, o acostumbrada, por la mayoría de los filmes representativos del neorrealismo italiano.
La religión tampoco es ajena a Pasolini y fue algo que lo distanció también un poco de la crítica del momento. La boda de su proxeneta y la promesa inicial de libertad para Mamma Roma en los primeros minutos de la película está retratada como si fuese la pintura “La última cena” de Leonardo Da Vinci. En ella, Mamma Roma representa la excepción, la “nota discordante” ante el conservadurismo hipócrita que la rodea en un evento que igual pretendía ser una celebración para ella, una celebración de su libertad, una libertad que duraría muy poco.
Es también destacable la hermosa escena en la que Mamma Roma intenta enseñarle a bailar tango a Ettore. La escena sirve para utilizar el baile como una metáfora de la vida, Mamma Roma guía el baile y trata de enseñarle, además que prefiere que conozca el tango por encima del cha cha cha, algo más refinado, más respetuoso. El hecho de que este breve momento sea interrumpido por el pasado es un preámbulo de la vida que le tocará llevar a la protagonista y el poco control que tendrá, lamentablemente, en el destino de su hijo. (La escena es adecuadamente la animación del menú inicial de la edición de Criterion del filme).
“Mamma Roma” es el retrato de las consecuencias que provienen de una tragedia, en el caso del filme, una Italia de posguerra y el deseo y la necesidad de superarse por el bien personal y de los suyos y de cómo, una sociedad, con faltas esenciales como la educación, la alimentación, la vida digna y el dinero, tiende a consumirse más a sí misma. Un poema visual atemporal.
(...) vale destacar, y es algo que no se puede ignorar, que en estos tiempos si puede parecer un poco distractor el doblaje de las películas de esta época (...)
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