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Editorial: El FCGD, un festival que ha fracasado en educarse

La re-publicación de este artículo parte de dos cosas muy importantes: la validación, justificación y defensa de acoso y violación sexual según convenga o la cercanía que se tenga con el opresor; y la capacidad que pueda tener o no este festival de enfrentar el futuro de distribución cinematográfica que se nos avecina. El editorial fue publicado el 15 de febrero de 2019

Recientemente acaba de finalizar la doceava edición del Festival de Cine Global Dominicano, que contaba con Corea como país invitado y con ello, la prueba más clara de que el FCGD necesita urgentemente revisar la forma en la que viene operando en los últimos años.

Iniciado en 2006, el festival contó con unas primeras ediciones envidiables en catálogo de películas (que en su defensa, siempre ha mantenido el interés de la audiencia en este sentido), organización, invitados y sedes de proyección.

(...) con el FCGD hay que tomar en cuenta que sale de FUNGLODE, la Fundación Global Democracia y Desarrollo, presidida por el ex-presidente de la república Leonel Fernández. Es importante destacar esto porque entre 2004 y 2012, coincidencialmente donde existen los mejores años de este festival, fueron los dos más recientes períodos en los que Fernández gobernaba el país como presidente. Ahora, el análisis sobre esto no me compete del todo a mí y requiere de otro espacio mayor. (...)

Estas primeras ediciones contaban con el apoyo de sedes más populares: el Teatro Nacional [si puede ser definido como popular], el Centro Cultural Mauricio Báez, la Universidad Autónoma de Santo Domingo y la Cinemateca, por nombrar algunos. De hecho, el FCGD ha sido el único festival de cine de la ciudad, y de nuestro país, que ha brindado algún apoyo a la Cinemateca teniéndola como sede y donde, gracias a eso, existieron de las mejores proyecciones de cine en nuestro país, gracias a presentaciones en celuloide de obras mayores como “Araya” de Margot Benacerraf y de películas latinas, sensaciones del momento, como la brasileña “Tropa de Elite” de José Padilha.

Sin embargo, a medida que iban pasando los años, el festival fue dejando atrás las sedes; espacios que incluían incluso provincias como Santiago, Nagua y en algunas ocasiones, visitas al vecino país de Haití; claro, un festival tan amplío en un país como el nuestro a lo mejor no es algo sostenible por tanto tiempo y tal vez, fue un error del FCGD tener sus inicios de una manera tan grande. No obstante, la base de un festival exitoso a la cual ellos podrían agregarle la posibilidad del mercado y las propuestas didácticas que mantienen hoy en día, estaba allí y era la Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo.

Con diecinueve ediciones hasta 2017, la Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo, es todavía el festival de cine más longevo del país. La muestra sirvió como escuela para muchos cinéfilos, críticos [incluyendo quién escribe] y realizadores contemporáneos que encontraron refugio cinéfilo, tanto en las ediciones de la Muestra como en la sala de la Cinemateca Dominicana.

Si el pasar de los años ha obligado que el Festival de Cine Global Dominicano reduzca sus proyecciones cinéfilas a una sola sede, el Palacio del Cine de Blue Mall, y eso de manera sorpresiva ha hecho que se le complique más el control de las películas que están supuestos a proyectar; el formato de presentar tres películas por sala, en cuatro o cinco de estas, a lo mejor podría ser la mejor solución a sus problemas. Actualmente, la falta de atención a este rubro del festival ha sido un fracaso.

Recuerdo en una edición pasada del FCGD, luego de una entrevista con una Geraldine Chaplin (invitada por el festival), quién elogió la labor de Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas por su trabajo en “Jean Gentil” pero que todavía no colaboraba con ellos en “Dólares de Arena”, cruzamos a una proyección de “Americano” de Mathieu Demy en el Teatro Nacional, donde Chaplin participaba; y sin aviso, ni disculpas antes ni después, nos topamos con la sorpresa de una proyección de “Post Mortem” de Pablo Larraín. Esta ha sido una característica lamentable del FCGD.

Este año, para mencionar un par de casos, se atrasó con las proyecciones de “Shoplifters” de Hirakazu Koreeda y de “Burning” de Chang Don-Lee; para luego presentar la primera sin subtítulos, una película japonesa, y la segunda vía streaming de Amazon Prime, degradada por una posible falta de conexión estable de internet.




El asunto con el reconocimiento de la FIPAPF

No ha existido otro festival en República Dominicana con un hambre de ser reconocido internacionalmente. Prensa extranjera es invitada para cubrir el festival año tras año y desde la edición del 2018, el FCGD celebra cada vez que puede, ser reconocido por la división de festivales de la International Federation of Film Producers Association.

Según la página de la FIAPF, la organización sirve como regulador internacional de festivales de cine para facilitar el trabajo de los productores, agentes de ventas y distribuidores en el manejo de relaciones con festivales.

Para esto, la FIAPF exige unos requisitos que precisamente en los años más recientes, especialmente los últimos dos años, el FCGD ha fallado en cumplir. Dos de los requisitos vitales que podemos destacar: recursos de organización todo el año y estándares altos para publicaciones oficiales y manejo de información (catálogos, programación, flyers).

Esta última es importantísima, una de las principales características de un festival es precisamente, cómo suministra la información a su audiencia y desde hace años, el festival no cuenta con un catálogo detallado de las películas e informaciones de sus directores, sino que ha dependido de una aplicación que apenas presenta el nombre de la película y la hora en la que será proyectada. Ocasionalmente, esta aplicación se encuentra más desinformando al usuario que brindando una asistencia real.

El suspiro en el bizcocho: la validación del acoso y violación sexual


El ya deshonrado productor y director Brett Ratner había asistido en años anteriores al FCGD, presentando incluso su película “Tower Heist” en las playas de Cap Cana. Sin embargo, para el pasado año y medio era imposible continuar ocultando los escándalos de acoso y violación sexual con los que venía lidiando. Acusaciones que vienen desde actrices como Ellen Page, Olivia Munn y Natasha Henstridge. Acusaciones que van desde acosar a Page por su preferencia sexual cuando tenía 19 años en el set de “X-Men The Last Stand”; masturbarse frente a Olivia Munn y obligar a Henstridge a realizarle sexo oral.

Incluso con este conocimiento, que asumo era del conocimiento de su director y organizadores, el FCGD pretendía celebrar al productor por todo lo alto.

El asunto es tan absurdo, cuando en esta misma edición el FCGD contaba con la participación de la directora costarricense Laura Astorga, quién venía para dar su taller “Sexismógrafo”, buscando precisamente crear conciencia del sexismo latente que existe en la industria de cine y en la sociedad en general, para que quienes hacen arte audiovisual logren retratos libres de sexismos y estereotipos violentos en contra de las mujeres.


Esta decisión, es el más claro ejemplo de lo poco que el FCGD ha aprendido en los 13 años que tiene realizando el festival, en donde sus mejores porciones han ido desapareciendo poco a poco por algo que parece ser la elaboración de una actividad cultural con el más mínimo esfuerzo, el desconocimiento y desdén de sus principales organizadores, con la única razón de mostrar una burda ostentosidad que año tras año los hace ver más ridículos.

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