Atravesar este trayecto se está volviendo insoportable, las rutinas me hartan pero de alguna forma no logro escapar de ellas. Es lo mismo que verse obligado a una lectura aburrida, requeteconocida, pero que no puedes dejar de leer; sabes lo que va pasar y no te sorprende y mientras más lees más cansado andas. Es el sentimiento horripilante de que en ocasiones los poemas de Benedetti y Sabina no te causen gracia o animosidad. Es encontrar que la alegoría de Saramago te envía a mundos paralelos, no tan divertidos como los de Millás sino atormentantes y aburridos. Encontrarse con el perfecto lunes, perfecto no en el sentido bueno, sino en el sentido de cómo generalmente se le conoce, como despiadado interruptor del fin de semana, es levantarse molesto porque sí, simplemente porque es lunes, porque tu equipo favorito perdió el día anterior, porque te das cuentas que ha pasado una semana y no has hecho nada, literalmente nada… esas son las bromas pesadas del “primerizo” (en realidad segundo...